sábado. 20.04.2024

… ¡Y DOS HUEVOS DUROS!

Una noche en la ópera es la primera película de los hermanos Marx con la Metro, donde aterrizaron en 1935 de la mano de Irving Thalberg tras el fracaso de la incomprendida Sopa de ganso, excesivamente desenfrenada y caótica para el gusto de la época. Dotado de un gran olfato comercial, Thalberg puso todo su empeño en convencerles de la oportunidad de introducir una subtrama romántica y unos números musicales para dar mayor empaque a sus películas. El resultado fue un sonado éxito de taquilla que vino a consolidar definitivamente el prestigio de los Marx como primeros grandes cómicos del cine sonoro.

Interesa subrayar el hecho de que, a diferencia de otras películas posteriores, donde los números musicales constituyen una especie de anexo que en buena medida entorpece el ritmo narrativo, en Una noche en la ópera, por el contrario, éstos se hallan plenamente integrados en el desarrollo de la trama. Y ni que decir tiene que son de una excepcional calidad. Las arias de Il Trovatore de Giuseppe Verdi no necesitan aval ninguno y, por lo que respecta a la emblemática Cosí cosá, magníficamente coreografiada en la memorable escena de la fiesta del barco, es una pieza salida de la mano del excelente compositor Nacio Herb Brown, autor asimismo de la inmortal Cantando bajo la lluvia.

En lo tocante a los aspectos más puramente cinematográficos, cabe destacar multitud de escenas míticas como la del contrato, la de las camas en el hotel o, muy especialmente, la del superpoblado camarote, que se puede considerar todo un icono. El guión de George S. Kaufman (que contó con la ayuda de un tal Buster Keaton, sin mencionar en los títulos de crédito) es pródigo en diálogos chispeantes y surrealistas en los que, por descontado, los tres hermanos Marx dejan también su impronta. Interesa señalar, por cierto, la gran habilidad demostrada por el director de doblaje español (nada menos que Miguel Mihura) a la hora de resolver los complicados e ingeniosos juegos de palabras. Los distintos elementos narrativos son magistralmente hilvanados por la mano de Sam Wood, con quien los Marx habrían de mostrar una estrecha y fructífera colaboración en los próximos años.

Por último señalar el componente de crítica social que se halla presente en esta obra pletórica de un humor transgresor, ácido e irreverente, dirigida contra una élite aristocrática egoísta y frívola, ajena a las calamidades de la Gran Depresión. Algo tan actual, por desgracia, aunque para eso está la magia del humor, tan útil al ayudarnos a tomar distancia de los problemas. Pasen y rían.

Ciclo de cine en el Teatro San Francisco (León): “Una noche en la Ópera” de Sam Wood y...