jueves. 25.04.2024

El erudito e investigador José Diego Rodríguez ha recibido el ´Botillo de Oro`en la trigésima edición de estos reconocimientos.

«Se puede decir que la Tebaida Berciana es un territorio muy bien delimitado por los términos y mojones a partir del Monasterio de San Pedro de Montes»Usted lleva décadas investigando y escribiendo acerca de la historia de la Tebaida berciana, pero, ¿desde cuándo arranca este interés?

Como hermano marista, entre 1958 y 1968 estuve trabajando de profesor en Perú. Visitando en Lima el Museo de los Virreyes, di con la figura de Lope García de Castro, que había nacido en Villanueva de Valdueza, como yo, y que entre 1564 y 1569 había organizado la vida política del Perú a la manera de Castilla, y fue considerado por ello como uno de los mejores gobernantes que tuvo la colonia.

Entonces, el virreinato del Perú era extensísimo, y abarcaba desde Panamá a la Patagonia. García de Castro fue enviado por Felipe II para que tomara cuentas del virrey que estaba gobernando entonces, pero cuando llegó a Panamá, recibió la noticia de que el virrey había muerto, lo que provocó que Felipe II le invistiera de poderes para que él mismo se hiciese cargo del virreinato.

Además, los restos de García de Castro descansan en la Iglesia de Villanueva de Valdueza.

Sí, eso lo descubrí consultando el Archivo Provincial de León y el Archivo Parroquial de Villanueva de Valdueza. Está enterrado en la Capilla Mayor de la Iglesia, y debiera llevar el hábito que corresponde a un caballero de la Orden de Santiago.

Según sus estudios, los orígenes de la Tebaida berciana tienen que ver con el nacimiento del monaquismo en España.

Así fue. Tras la conversión al catolicismo de Recadero, después del III Concilio de Toledo (año 589) fue San Fructuoso

quien, desde el centro de Toledo, y cursando estudios eclesiásticos en Palencia, llegó en el año 640 a Compludo para dedicarse a la vida eremítica. Allí edificó la primera iglesia, dedicada a los niños Justo y Pastor martirizados en Alcalá de Henares.

Cómo Alcalá de Henares entonces se llamaba Complutum, el paraje donde Fructuoso construyó dicha iglesia recibió en nombre de Compludo, nombre que quedó para el pueblo que allí se formó. Más tarde, hacia el año 650, construyó un oratorio en honor de San Pedro y un pequeño cenobio, es decir un pequeño monasterio, en el lugar que hoy ocupa la iglesia de Montes.

Y supongo que ese fue el germen del impresionante Monasterio de San Pedro de Montes.

Con la invasión musulmana, los monjes y ermitaños de La Tebaida Berciana abandonaron Compludo y Montes y los edificios quedaron abandonados a su suerte casi durante dos siglos, hasta que llegó San Genadio con doce compañeros para restaurarlos. A la muerte de San Genadio, la llamada Tebaida Berciana contaba con tres monasterios consolidados: Compludo, San Pedro de Montes y Santiago de Peñalba.

Los tiempos de anacoretas y ermitaños fueron evolucionando hacia una vida comunitaria en conventos amplios donde los

monjes vivían en comunidad dirigidos espiritualmente por un abad. Los tres focos primitivos de la Tebaida Berciana: Compludo, Montes y Peñalba, fueron evolucionando desde la vida eremítica a la vida comunitaria en el gran monasterio de San Pedro de Montes, donde terminaron por juntarse todos. Por otro lado, los reyes y los obispos favorecieron esa nueva vida monástica en comunidad y dotaron de beneficios al monasterio de San Pedro de Montes.

O sea, que la Tebaida berciana se conformó a partir de este monasterio...

Poco a poco, la abadía de Montes se fue consolidando, pero fue a partir del Siglo XVI cuando se realizaron las obras más

importantes, para que el monasterio pudiera albergar un gran número de monjes y cumplir con el mandato benedictino de ´Ora et labora`. Compludo y Peñalba conservaron el título de abadía dependientes del arzobispado de Astorga y los abades siguientes no fueron monjes, sino canónigos de Astorga.

Por eso se puede decir que la Tebaida Berciana es un territorio muy bien delimitado por los términos y mojones a partir del Monasterio de San Pedro de Montes. Existieron unas treinta iglesias y ermitas en esa zona, cuyas ruinas he ido encontrando en sucesivas travesías. En pie se mantienen Santiago de Peñalba, el Monasterio de Montes, la Iglesia de Villanueva de Valdueza, Valdefranco, San Clemente...

En la entrega del Botillo de Oro, Iván Alonso, del Partido de El Bierzo, elogió su investigación y también el haber llevado el nombre de El Bierzo por todos los países y territorios en los que ha estado trabajando, como Francia, Perú o el Congo.

Los ermitaños que empezaron a habitar estas tierras procedían de África, de Italia, de Oriente y llegaron con bibliotecas muy nutridas. Modestamente, puede decirse que yo he elegido el camino inverso, para terminar impartiendo clases en el Colegio San José de los Hermanos Maristas de León. He de recordar las palabras de San Isidoro, que fue obispo de Sevilla en aquella época pionera y que tiene basílica en León, y que decía aquello de que “progresar no es otra cosa que saber más”.

SERGIO F. PINILLLA

ENTREVISTA> José Diego Rodríguez Cubero / Historiador (Villanueva de Valdueza, León. 1935)