En este mes de octubre darán ocho conciertos seguidos en el museo Guggenheim de Bilbao. Ya son una reliquia. Un mito. Las personas que asistan a alguno de sus shows, en los que se tocara íntegramente uno de los diferentes trabajos de su carrera acompañado por visuales 3D, lo harán siendo conscientes de que lo que ven es historia. Tal vez por eso un museo, un cementerio del arte que dirían los más vitalistas, sea el lugar ideal para ver a estos señores septuagenarios. Pero en una época, la nuestra, en la que no existen nuevos movimientos de música popular y todo parece ser copia de o me suena a… desde nuestro colectivo queremos reivindicar a los considerados padres del último movimiento realmente nuevo que se extendió a las masas, el techno.
Kraftwecrk significa central energética en alemán. La banda fue formada por Ralf Hütter y Florian Schneider en 1970, en la ciudad de Düsseldorf. En la década de su formación y los primeros años 1980, el sonido distintivo de Kraftwerk fue revolucionario. Aunque ya existían muchos precedentes de música electrónica a un nivel más culto y minoritario, es desde mediados de los años 70 cuando grupos de diversos estilos de los USA o Europa añaden de manera más clara elementos electrónicos a sus canciones. El rock progresivo alemán de esta época, el Krautrock, movimiento en el cual a veces se introduce a Kraftwerck, es uno de estos primeros momentos en los que la electrónica se expande al gran público. Maquinas como samples o sintetizadores se hacen comunes en los escenarios.
Estos son los ocho discos-conciertos que de manera cronológica ofrecerán Kraftwerck en Bilbao (donde además podéis degustar el famoso bacalao al pi-pil): 7 octubre- 1 Autobahn. 8 octubre - 2 Radio-Activity. 9 oct. 3 Trans Europe Express. 10 oct.- 4 The Man-Machine. 11 oct. - 5 Computer World 12 oct.- 6 Techno Pop 13 oct.- 7 The Mix 14 oct. - 8 Tour de FrancePero lo que distingue a Kraftwerck del resto de esas bandas pioneras o las del propio Krautrock, como Amon Dull o los fantásticos Can, es la sencillez naif de sus melodías y el descarado minimalismo de sus ritmos. En esta continua y sencilla repetición rítmica estriba la novedad y es eso lo que muchos van a copiar de Kraftwerck en el futuro.
Así, todo lo que hoy algunos siguen llamando bacalao, pum-pum-pum, o bombo y que de alguna manera ya afecta a la gran mayoría de grupos pop, debe buena parte de su existencia a estos dos sesudos alemanes.
En una dirección, la que interesa a este artículo, a partir de ellos, para bien o para mal, los productores de la considerada hasta entonces música de baile irán despojando al ritmo de las melodías para desnudarlo casi totalmente. A este proceso, a este nuevo estilo que surgirá entre finales de los 80 y principios de los 90, se le llamara techno. (En España, bacalao)
Para que ocurra esta aparición, la última realmente nueva, insistimos, tendrán que pasar unos cuantos años y un continuo flujo de influencias “coast to coast”, entre USA y Europa, que se detendrá, varias veces e indiscutiblemente, en la ciudad más industrial del mundo durante buena parte del siglo XX, la ciudad del motor que hoy languidece: Detroit. Pero dejemos la motown para otro día.
El caso es que, para algunos críticos especialistas, tal vez solo los Beatles se pueden equiparar a Kraftwerck en el legado de influencias que dejaron a la música popular.
Kraftwerck no solo fueron innovadores en su sonido sino también en su puesta en escena y estética de sus trabajos y conciertos. Los alemanes estaban muy alejados de la moda que triunfaba en aquellos años. Tanto en sus vestimentas: corbatas, camisas, pelo arreglado…como en sus letras que, huyendo de mensajes o compromisos vitales y políticos, se enmarcaban en la vida urbana y en los avances tecnológicos del siglo XX: viajes en coche, tren, ordenadores personales, teléfonos, autopistas, centrales nucleares etc...
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