miércoles. 08.05.2024

La hipocondría es la preocupación excesiva por la propia salud que lleva a imaginar que se está sufriendo una enfermedad.

Jean-Baptiste Poquelin (1622-1673) conocido como Molière, fue un dramaturgo, humorista y comediógrafo francés muy reconocido en la literatura occidental. En su última obra, “El enfermo imaginario”, Molière interpretaba a Monsieur Argan, un personaje que en todo momento cree tener algún tipo de enfermedad. Curiosamente, Molière se sintió muy enfermo durante la cuarta representación de“El enfermo imaginario” en el teatro del Palacio Real de París. El autor representaba, como no, el papel protagonista del hipocondríaco Monsieur Argan. Al parecer, sufrió un fuerte acceso de tos, que le produjo la rotura de un vaso sanguíneo y tuvo una hemorragia. Molière concluyó la representación disimulando su malestar como pudo, y fue trasladado a su domicilio, donde murió esa misma noche. Durante la representación, el actor iba ataviado con un batín de color amarillo, por lo que durante siglos, entre la gente de teatro se ha mantenido la superstición de que ese color producía mala suerte.

Preocuparnos por nuestra salud es una conducta adecuada que puede ayudarnos a prevenir enfermedades, de hecho los médicos nos aconsejan estar pendientes, de forma razonable, de diferentes síntomas que pueden ayudarnos a mejorar el transcurso de una enfermedad. Sin embargo, en la hipocondría la preocupación razonable se transforma en una preocupación obsesiva por padecer todo tipo de enfermedades y se analizan con lupa cualquier sensación física extraña o incluso normal.

La hipocondría es una preocupación y miedo a tener, o creer que se tiene, una grave enfermedad, a partir de la errónea interpretación de uno o más síntomas físicos. Las exploraciones médicas y las diferentes pruebas no hallan enfermedad física alguna, pero esto no tranquiliza a la persona. Los síntomas que se malinterpretan se refieren a sensaciones corporales (ej. un fuerte latido de corazón), a pequeñas anormalidades físicas (ej. una herida o tos) o a sensaciones físicas vagas (ej. venas dolorosas). Suelen experimentar más preocupación al leer o escuchar acerca de una enfermedad, al saber de alguien que esté enfermo, o al centrarse en lo que ocurre en su propio cuerpo. La preocupación es un aspecto central en la forma en que la persona se percibe, habla de ella continuamente, y es su forma de enfrentarse al estrés.

Los componentes esenciales de la hipocondría se pueden dividir en tres formas de respuesta:

a) Cognitivos: Preocupación por el propio cuerpo y por padecer diferentes enfermedades. Preocupaciones sobre síntomas, salud y enfermedad y sus consecuencias. Autobservación excesiva de las funciones del cuerpo y tendencia a verlas como señal de enfermedad. Más atención a las posibles consecuencias negativas, desoyendo los aspectos más saludables de uno mismo y de la vida.

b) Emocional-fisiológicos: Ansiedad. Temores sin correspondencia con el peligro real. Cambios en el estado de ánimo.

c) Conductuales: Hablar a propios y extraños de las varias dolencias y síntomas. Búsqueda de información en diferentes fuentes (internet, otros enfermos, familiares...). Autoobservaciones repetidas y manipulación de diferentes partes del cuerpo para comprobaciones diversas. Aumento de las visitas a médicos y especialistas, y deterioro de las relaciones con éstos. Disminución de otras actividades sobre todo las de buena salud y aquellas que implican responsabilidad social o laboral.

En líneas generales, el hipocondríaco suele acudir con frecuencia a los médicos y a pesar que se le descartan enfermedades, sigue pensando que tiene algo grave. De esta manera empieza un peregrinaje por diferentes especialistas e incluso enfrentamientos con los médicos porque no le dan la respuesta que quiere oír. Cuando algunos médicos le prescriben realizar varias pruebas, las interpreta como reafirmación a que tiene algo grave. Toda esta situación genera en el hipocondríaco una gran angustia y son frecuentes los estados de ánimo bajos e incluso

depresivos.

El tratamiento psicológico que ha demostrado una mayor eficacia es el llamado cognitivo-conductual. Se caracteriza por ser básicamente educativo, se explica al paciente los factores de origen y de mantenimiento de la hipocondría, se le insta a que deje de hacer continuas visitas a médicos y especialistas, a que procure no hablar repetidamente de sus dolencias y síntomas y, en general, a que deje de centrar su vida en la preocupación por padecer una grave enfermedad. A los familiares también se les enseña a que no recompensen las quejas ofreciendo algún tipo de beneficio o ganancia.

Juan Carlos Alcántara Amigo

Psicólogo

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LA HIPOCONDRÍA: EL ENFERMO IMAGINARIO