miércoles. 24.04.2024

La verdadera historia de Juan José Domínguez Capítulo II

La verdadera historia de Juan José Domínguez. El falangista al que Franco mandó fusilar -

" Si nuestros objetivos han de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. Bien está la dialéctica como primer instrumento de comunicación, pero no hay más dialéctica que la dialéctica de los puños o la de las pistolas cuando se defiende a la patria y a la justicia".

En el Libro de Bautismos número 50 de la parroquia sevillana de El Divino Salvador, se puede leer que el día catorce de mayo de mil novecientos dieciséis es bautizado un niño, nacido el treinta de abril del mismo año en la calle Almirante Bonifaz, 1, a las ocho y cuarto de la mañana y que este niño es hijo legítimo de Juan Domínguez Corrales, natural de Alosno y de Elisa Muñoz Caballero, nacida en Córdoba; que son sus abuelos paternos don Juan Domínguez, de El Mancho y doña Manuela Muñoz, de Cádiz y, los maternos, don Rafael y doña Josefa, de Córdoba, siendo sus padrinos don Evaristo Caparrós y doña Victoria Caballero.

El matrimonio formado por Juan y Elisa, -dedicado, él, a la venta de máquinas de coser y, ella, a sus labores- serían padres, posteriormente, de otros dos vástagos: Josefa, nacida en Badajoz y Rafael que lo hizo en la calle Álvarez Quintero.(Elisa y Juan habían vivido también en la calle Sierpes, tradicional calle sevillana que comienza en la calle de la Campana y termina en San Francisco y en donde Juan José dio los primeros pasos y fraguó sus primeras aventuras jugando a moros y cristianos). (El primer nombre que tuvo esta calle fue la de Espalderos, pero, en el siglo XV se la bautizó con el nombre de Sierpes a causa de una antigua leyenda que aún se recuerda). (En la Cárcel Real de Sevilla, sita al final de la calle llegó a ocupar celda, como preso, Miguel de Cervantes y, también, en esta calle se cultivó, por vez primera, el tomate en Europa, en un jardín adyacente propiedad del médico Nicolás Bautista Monardes).

La calle Almirante Bonifaz, por su parte, se llamaba calle de Cantarranas, "La Mayor", pero recibió el nombre de Almirante Bonifaz en honor a Ramón Bonifaz que dirigió la armada castellana que conquistó Sevilla en 1248 . El nombre de Cantarranas se debía a las corrientes fluviales que circulaban en sus proximidades en donde, naturalmente, proliferaban las ranas.

Hemos consultado los periódicos del día catorce de mayo, fecha del bautizo de Juan José y sabemos que ese día era domingo; que ABC se vendía al precio de cinco céntimos y que la CREMA OTERO, en treinta días aseguraba un hermoso seno, protuberante y duro; que la debilidad genital se curaba con GEMITASINA, a diez pesetas frasco; que, para el estreñimiento, había que tomar jarabe de higos y que en Madrid, en el mes anterior, habían muerto ocho personas a causa de la difteria y treinta y cuatro por grippe; que se había celebrado un partido de fútbol entre las selecciones catalana y madrileña que terminó con empate a dos goles y que el interior derecha era Santiago Bernabeu y que en el CINE X se estrenaban dos filmes que tenían mil ochocientos metros de celuloide y estaban divididos en cuatro partes: BODAS SANGRANTES y LOS VAMPIROS que habían sido presentados ante sus Majestades los Reyes.

A los diecisiete años -el veintitrés de octubre- Juan José, -mil novecientos treinta y tres- huérfano de padre y proclive al activismo, viaja a Madrid en bicicleta para escuchar el discurso del fundador de la Falange, con cinco pesetas en el bolsillo. José Antonio, aquella tarde, ante un público enfervorizado y con verbo encendido dijo: " Si nuestros objetivos han de lograrse en algún caso por la violencia, no nos detengamos ante la violencia. Bien está la dialéctica como primer instrumento de comunicación, pero no hay más dialéctica que la dialéctica de los puños o la de las pistolas cuando se defiende a la patria y a la justicia".

Juanito Domínguez bebió, sin duda alguna, aquellas palabras enfervorizadas, no solo por la situación que vivía el país sino también porque se identificaba con ellas.

No se sabe -no lo sabemos- cómo regresó el sevillano a su ciudad natal, pero es de suponer, dado su carácter abierto y extrovertido, que no tuviera excesivos problemas. Posiblemente hizo el viaje de regreso con algún compañero -en coche o en tren- o, incluso acompañado de Narciso Perales, su gran amigo.

 Imagen superior, de izquierda a derecha: La Calle Sierpes (Sevilla) en 1916 en donde jugó Juan Domínguez, Juanito con dos años de edad acompañado de su padre y a los doce años de edad. 

(CONTINUARÁ)

Antonio Esteban

La verdadera historia de Juan José Domínguez Capítulo II