miércoles. 24.04.2024

El escritor y periodista berciano Valentín Carrera, cuyo ‘Viaje del Vierzo’ me sigue pareciendo una auténtica maravilla, acaba de presentarnos, en el Tomelloso de Ponferrada, el último viaje de Gil y Carrasco por Europa. Se trata de ‘Diario Madrid-París-Berlín’, una obra poco o nada conocida del “bardo de la niebla”, como lo llama con lirismo el profesor y escritor Suárez-Roca en su ensayo ‘Cuadros de una peregrinación’, que se incluye en este octavo volumen de la Biblioteca Gil y Carrasco.

De este modo Valentín da por finalizada la reedición de la obra completa del ilustre villafranquino. Un trabajo hecho “a pulso”, apostilla su editor, que ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en este ambicioso proyecto, en el que hemos colaborado algunos autores y autoras con ‘lecturas’ y breves ensayos sobre cada una de las obras del creador de ‘El señor de Bembibre’, que es sin duda su obra más conocida. A este respecto, contaba el periodista y escritor cepedano Tomás Álvarez, en su reciente charla de Tardes Literarias en Bembibre, que es también la mejor novela romántica española.

Asimismo Valentín editará, pasado el verano, una antología y recopilación de ensayos sobre la figura y obra de este universal escritor leonés, que escribiera un Diario (o Diarios) de viaje por Europa antes de su muerte prematura a resultas de una tuberculosis.

Si bien la obra de Gil merece la pena ser leída y aun releída, este último viaje por Europa se me antoja realmente atractivo, habida cuenta de que ‘el peregrino del Sil’ realiza, con espíritu vanguardista -como si fuera un ‘inter-railero’ de la época contemporánea-, un recorrido extraordinario, durante cinco meses, por Francia, Bélgica, Holanda y una buena parte de Alemania (otrora Prusia).

Confieso mi devoción por la literatura de viajes, y me alegra haber podido familiarizarme con este ‘Diario o Diarios de viaje’ (‘Viaje a Francia’, ‘Rouen’ y otros trayectos) en su relectura. Una forma estupenda de conocer aquella Europa del siglo XIX a través de la mirada curiosa y sensible de este romántico berciano, para quien el paisaje es memoria -como nos dijera otro gran escritor, Julio Llamazares-, pues cuando escribe, sobre su periplo por Europa, lo hace con la mirada y la memoria de su paisaje. “Para el hombre romántico, el paisaje es, además, la fuente originaria y principal de la melancolía. Símbolo de la muerte, de la fugacidad brutal del tiempo y de la vida”, cuenta el autor de ‘El río del olvido’. Y para Gil sus impresiones románticas del paisaje son siempre fuente de melancolía y añoranza por su tierra. De esta suerte, cuando contempla una naturaleza de belleza sobrecogedora se le encienden los recuerdos y su patria reaparece, adonde quiera que vaya, como una impronta morriñosa.

En su caso, el paisaje deja de ser un mero decorado y se convierte en espejo del alma, en el que se ven reflejadas sus ilusiones, sueños y miedos. Esta nueva percepción, propia del Romanticismo y propiciada por el desarrollo de los medios de transporte, como el tren, conmueve su alma de trotamundos y cobra especial relevancia en su odisea por Europa.

Como escritor-viajero, Gil siente devoción por personajes como el segador gallego, el pastor trashumante de Babia o el arriero maragato, que en el fondo simbolizan el ideal aventurero, porque son seres nómadas y errantes como los beduinos. En este sentido, concibe su vida como una impresión aventurera. Y con sus pinceladas impresionistas nos cautiva y nos invita a realizar una ruta similar –mediante un billete Inter-Raíl- por esta Europa desarrollada, por las ciudades que visitara Gil y aun por otros espacios de interés.

A finales de mayo, Valentín Carrera tiene previsto presentar este último viaje en Berlín, donde otro berciano ilustrado, Miguel Ángel García Rodríguez, ejerce en la actualidad como Corresponsal de Televisión Española.

| Manuel Cuenya

cuenya.blogspot.com.es

ÚLTIMO VIAJE DE GIL