viernes. 26.04.2024

Les voy a narrar mi primera tarde como espectador en la plaza de toros de Las Ventas el pasado día 29 de marzo, la “encerrona” de Iván Fandiño ante 6 toros de distintas ganaderías: Partido de Resina, Adolfo Martín, Cebada Gago, José Escolar, Victorino y Palha.

Mi particular disfrute comienza desde el momento que planeo el asistir a determinada corrida de toros, a determinada plaza. Desde que me enteré de la gesta del torero de Orduña, planifiqué el viaje a Madrid con mi mujer y mi hija. El debut como espectador en la primera plaza de toros del mundo, tenía que estar a la altura de las circunstancias. Así que le encargué a mi buen amigo Curro, experto en dirección de empresas y actividades taurinas por la Universidad de Salamanca y gran aficionado taurino, además de abonado de Las Ventas, que me consiguiera dos entradas de barrera entre los tendidos 8 y 9 que es donde se realizan la mayoría de las faenas de muleta. El sitio fue inmejorable. Todos los toros se lidiaron enfrente a donde estábamos sentados.

A las 09:30h de la mañana del domingo 29 de marzo, el tren Alvia con destino a Madrid Chamartín salió puntual de la estación de León. A las 12:30h llegamos a destino sin novedad y con la emoción a tope. Un taxi nos dejó en un hotel próximo a Las Ventas. Una vez instalados, nos dirigimos a recoger nuestras entradas que Curro nos guardaba junto al patio de cuadrillas de Las Ventas. Eran las 13:20h y el ambiente que rodeaba a la plaza era el de las grandes ocasiones, el de los grandes acontecimientos. Gente venida de toda España y también del extranjero, a contemplar el particular órdago que Iván Fandiño se iba a echar así mismo esa tarde. Los bares y restaurantes de los alrededores eran un hervidero de aficionados deseosos de que llegaran las 6 de la tarde, hora del comienzo del espectáculo.

En Los Timbales, no se podía entrar. La gente pedía las cañas desde la calle. En El Capote, más de lo mismo. En El Rincón de Jaén, tuve la precaución de reservar mesa, si no habríamos quedado “a dos velas”. Al sudoroso camarero que nos atendía le comenté: “Hoy el 90% de los que estamos aquí es por los toros , ¿no?”. Enseguida me corrigió: “No, el 99%”.

La tarde ya había triunfado independientemente de lo que ocurriera en lo artístico en la plaza. Los ingresos indirectos que el evento en sí logro para los negocios de Madrid, los desconozco, pero los hoteles estaban completos, los restaurantes estaban completos, los bares ídem de ídem, los transportes públicos, trenes, taxis, autobuses, las tiendas vendiendo complementos, souvenirs, etc...Todo gracias a lo taurino, a los taurinos: 24.000 espectadores. En dos palabras: Im- presionante.

Luego la tarde en lo taurino no acompañó. Los toros, de impecable presentación todos ellos, no sirvieron para el lucimiento del figura. Además tengo la sensación de que a Iván Fandiño le pesó demasiado la responsabilidad a la que se enfrentó. Pero precisamente es eso lo que hay que destacar. Que tuviera el arrojo de tan tremenda hazaña. Particularmente a mí no tiene nada que demostrarme porque ya me lo ha demostrado en infinidad de ocasiones con el valor que pone en sus faenas.

Al final hubo división de opiniones entre los que creíamos que no acompañaron los toros y los que pensaban que el maestro no se había esforzado lo suficiente. Palmas y pitos.

|Enrique Gómez Arienza.

(Experto en dirección de empresas y actividades taurinas)

UNA TARDE EN LAS VENTAS.