jueves. 25.04.2024

Amar como pingüinos

Amar como pingüinos

Cristina Pérez | Redactora Innova Creative Minds


Hace poco leía un artículo online sobre los pingüinos. En él se decía que estos animales son una de las pocas especies que conservan su pareja hasta la muerte. Lo que se podría interpretar como un comportamiento humano, es una conducta habitual en el desarrollo de la vida de estas aves. Monógamos, encuentran a su primera pareja y la mantienen a su lado durante toda la vida. Con ella tienen crías, incuban los huevos y comparten las tareas del día a día. Pero si la pierden, nunca más se relacionan sentimentalmente con el sexo opuesto. Curioso pero cierto.


De esta forma, no es de extrañar que el artículo me diera qué pensar. En un momento en el que en España se producen cada vez más separaciones, de pronto me veía leyendo sobre pingüinos que cuidan a su pareja hasta el final de sus días. Era como si el sueño de amor de infancia fuera real: alguien que llega para quedarse por siempre… pero en el Ártico. Paradójico si se tiene en cuenta que los pingüinos actúan por instinto animal y en teoría, sin conciencia.


Me preguntaba entonces qué es lo que les lleva a comportarse así. ¿Será que sólo se ama una vez? ¿Que en realidad solo hay una historia de amor para cada uno? ¿O que ambos sexos pueden ser siempre fieles?


Tras ponerme por unos segundos en su piel, me di cuenta que quizás, solo siguen los impulsos del instinto interior. Es uno de esos casos en los que ser animal no racional se convierte en una ventaja respecto a los que lo somos. Entregar sin saber qué ocurrirá, respetar por mandato natural tanto lo propio como lo ajeno y guardar la experiencia como única cuando acaba. Es amar como pingüinos, amar sin cuestiones, amar sin miedos.


 

Amar como pingüinos