jueves. 28.03.2024

¿Tu también elegirás a Barrabás?

Muchos dicen que el mundo ha cambiado y que no es lo que era en los días de Herodes y de Poncio Pilato. Se pretende que él ha progresado, que la cultura y la civilización van suavizando las costumbres, y que el Cristianismo ha esparcido, sobre una gran parte del globo, su influencia purificante e iluminante sobre las masas.

¿Tú crees, querido lector, que el mundo ha cambiado? Nosotros admitimos que el evangelio y la Biblia han dado mucha luz, y pensamos en los centenares y millares de almas que han sido convertidas a Dios. Más al lado de esto, ¿es que el mundo actual vale más que el mundo que crucificó a Jesús? Mirando el egoísmo, la ambición, el odio, las guerras, la criminalidad, la inmoralidad, el orgullo, reinar cada vez con más poder, alrededor nuestro, estamos convencidos de que el mundo de hoy habría igualmente crucificado al Hijo de Dios.

Ya hemos escuchado su nombre muchas veces. Lo vemos en películas relacionadas con Jesús. Cuando llega el día de crucifixión ahí está junto con Jesús. Su nombre es Barrabás. 

Barrabás era un criminal, responsable de alborotamiento, asesinato y robo. Era un asesino. La pena para ese crimen era la muerte. El nombre de Barrabás está compuesto por “Bar” que significa hijo y “abass” que significa padre. Era “hijo de un padre” esto es, un hijo de alguien. Aquí esta por lo tanto con Jesús ante Pilato. Por un lado, el inocente, Jesucristo el Hijo de Dios. No se encontró mal alguno en él. Andaba haciendo el bien y sanando a la gente. Y ahora estaba al borde de la muerte. Por otro lado, un asesino, un criminal que estaba condenado a muerte. Uno de los dos va a ir a dar a la cruz y Barrabás tiene todos los motivos para estar ahí. La cruz es su final normal. Pero vamos a leer el pasaje de Lucas  “Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. Le soltaré, pues, después de castigarle. Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: Fuera con éste, y ¡suéltanos a Barrabás! Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio. Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. Más ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.” 

¿Qué pensó Barrabás en ese momento? No es difícil imaginar cuanto deseaba ser indultado. Confiaría en sus amigos, los cuales se levantaron con él en la sedición contra los romanos. No pensaríamucho en la inocencia de Jesús, sino en ese indulto que dependía del capricho de las masas o de la habilidad de sus amigos. Pero pensaría también en sus muchos enemigos, en aquellos que habían sido víctimas de sus robos. Por otra parte miraría a Jesucristo, bien sabía que sólo hacía cosas buenas, conocería sus milagros, quizá pensase que entraba dentro de lo posible que hiciese un prodigio y todas sus esperanzas se desvaneciesen. Este que se llamaba el Cristo tenía muchos amigos, pero éstos no habían aparecido. Miraría con ardor al la multitud que se congregaba cada vez en mayor número ante el pretorio, y se sorprendería del silencio del llamado Cristo.

 Un posible motivo para añadir a Barrabás habría sido el de crear una contrafigura opuesta a Jesús, que estaría preso por alzarse violentamente en contra del Imperio romano, mientras que la resistencia de Jesús rechaza por completo la violencia y predica el dar la otra mejilla. La situación obligaría al lector, o al oyente, a tomar partido por uno u otro, y decidir qué forma de proceder es realmente la que se corresponde con Dios. Esta opción, haría de Barrabás el mesías guerrero que algunos judíos esperaban, un zelote, para que los librase de los romanos, prefiriéndole al Mesías pacífico, Jesús de Nazaret. 

Queridos lectores, os dejo una foto de VENECIA, con el deseo que tengáis un feliz y próspero año 2014.

 Gonzalo García Vázquez

Tu también elegirás a Barrabás