Nos han quemado nuestras entrañas y ahora toca defenderlas.
el fuego. En la zona se encuentra una caseta de vigilancia de incendios que se denomina Pozo Fierro. Como esta caseta hay situadas varias en toda la provincia, colocadas estratégicamente en puntos muy elevados de nuestra geografía con el fin de detectar rápidamente cualquier conato de incendio. En esta caseta concretamente, trabajan dos operarios que realizan las tareas de vigilancia durante los meses de verano que es cuando existe un mayor riesgo de incendio. Al “lumbreras” de turno se le ocurrió mandar de vacaciones o permiso a los dos operarios a la vez, por lo que la caseta se encontraba sin vigilancia en el momento de reproducirse el fuego iniciado el lunes. ¿Pero cómo puede haber tanto inútil suelto? ¿A quién se le puede ocurrir dar descanso a la vez en un puesto de tanta responsabilidad a los dos únicos operarios que trabajan en esa caseta de vigilancia? ¿Pero porqué los demás medios de comunicación no han contado esto? ¿Alguien va a dimitir por esta negligencia tan grave? ¿Alguien va a pedir responsabilidades? Después del daño, mandaron al séptimo de caballería, a los marines y a la madre superiora. Muy bien los efectivos de la UME y del 112 gracias a ellos el fuego se apagó, pero la metedura de pata ya se había producido. Ahora nos queda un desierto negro para una buena temporada, pero ¡ojo! sigue siendo nuestra tierra, y nuestra tierra no se toca, nuestros montes no se tocan. Aviso para navegantes señores de las eólicas, señores de reforestación, señores madereros. Nos han quemado nuestras entrañas y ahora toca defenderlas.
Enrique Gómez Arienza