sábado. 20.04.2024

libroLo he terminado esta misma noche, de un tirón. Que ahora recuerde, únicamente, La caída de Albert Camus había conseguido algo parecido. Es cierto que ambos libros son muy cortos, unas 150 páginas, pero aún así, para mí, que un libro consiga mantenerte dos horas seguidas sin pestañear en medio de la noche es algo que tiene mucho mérito.

La habitación cerrada es una historia adictiva y trepidante de principio a fin ¡Y vaya fin!

No escogí el libro por casualidad. Me encontré por primera vez con Paul Auster en La música del azar. Otra historia increíblemente adictiva y entretenida. Después vinieron Leviatan y el palacio de la luna. Dos obras que no desmerecen a las anteriores y que me hacen seguir leyendo a este escritor Neoyorquino. De hecho, su último libro, 4321, ha sido calificado por los críticos literarios como una de sus mejores obras. Ya estoy deseando abrir su primera página porque sé que, en el momento que lo haga, lo voy a pasar muy bien durante un buen rato.

Las historias de Paul Auster son, por encima de todo, eso, diversión. Un gran entertainment. Pocos autores son tan fáciles de leer y al mismo tiempo pocos te enganchan de una manera tan peculiar como lo hacen estas novelas no exentas de cierta profundidad y pensamiento.

En las obras de Auster he encontrado siempre un par de preguntas que, de manera indirecta, me incluyen como lector. ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Qué suerte te espera en el futuro? Los personajes de El palacio de la luna o La habitación cerrada experimentan esas cuestiones de manera radical. Llevan al límite su existencia y su personalidad para intentar, porque nunca lo logran, responderlas.

La familia, el lugar de residencia, el trabajo y, por encima de todo, relaciones personales como la amistad o el amor, sostienen una gran parte de su obra. Y es que estas cosas son también el argumento principal de cualquier vida, de todas nuestras vidas. El azar, la suerte es en todas ellas primordial.

En esa búsqueda de la realización personal, la suerte juega más a menudo en nuestra contra. Se puede caer con mucha probabilidad en el pesimismo vital, en el absurdo, en la pobreza, en la depresión o en la insatisfacción constante.

Beckett, Kafka o Emile Cioran sobrevuelan muy cerca de los párrafos de Auster. Pero a diferencia de estos grandes literatos y pensadores europeos de mediados del siglo XX, la obra del escritor americano es mucho más accesible.

Y es que ya se sabe, al igual que con el cine, los deportes o cualquier otra historia, los yanquis, si se lo proponen, convierten la normalidad por absurda o mediocre que esta sea, en un gran acontecimiento.

Paul Auster. Puro espectáculo.

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PAUL AUSTER: PURO ESPECTÁCULO