martes. 23.04.2024

¿DÓNDE MUEREN LAS HIPOTECAS?

Dice la mitología africana que cuando los elefantes más viejos intuyen que se acerca su final, se separan de la manada e inician un largo camino de cientos de kilómetros que les lleva a un lugar secreto en el que recuestan sus pesados cuerpos y dónde duermen su último sueño, de manera similar, también hay un desconocido lugar en el que los préstamos hipotecarios aguardan apilados, dejando pasar el tiempo durante décadas mientras les llega su inevitable final. Un lugar en el que un pequeño ejército de 500 trabajadores custodia el contrato más importante para el común de los mortales hasta 10-15 años después de haberse pagado. Ese lugar no es el banco sino Docout, el sitio dónde se guardan y al que van a morir las hipotecas.

A sus instalaciones llegan a diario cientos de estos documentos en camiones o por valija. Allí se comprueba que sean correctas y se digitalizan –hasta tres millones de páginas cada jornada– para posteriormente guardarlas en cajas de cartón barnizadas y envueltas en un plástico especial que las mantiene a salvo de la humedad. La ley de protección de datos exige que se conserven incluso después de su cancelación, por si tuvieran que servir de prueba en caso de litigio; lo que guarda el banco no es el original de tu hipoteca, es una copia digitalizada del préstamo; aunque en no pocas ocasiones las entidades financieras solicitan el documento inicial, por ejemplo cuando hay que hacer una novación o una subrogación de la hipoteca el banco debe contar con el original, en este caso, hay una petición interna y determinadas personas autorizadas para ello solicitan el envío original al abogado o al banco. La compañía Docout antes del envío vuelve a digitalizar el contrato para cumplir con la seguridad y “garantizar que lo que ha entrado es lo que ha llegado”.

Y, ¿a dónde va a parar mi hipoteca una vez pagada?

Cuando la hipoteca muere y es custodiada durante 10-15 años después de su cancelación (tal y como establece la ley de protección de datos), es destruida en una ‘ceremonia’ confidencial. Para esto existen edificios preparados con unas cámaras de seguridad que graban todo el proceso de destrucción según el grado de confidencialidad de la información, el tamaño de la destrucción será diferente. Así, la información más confidencial –la relacionada con temas personales, como sexo, condición o religión– es triturada en partículas diminutas; en segundo grado está la

información sanitaria y en tercer lugar la documentación bancaria,que se destruye mediante corte en tiras o cruzado. “La destrucción más fuerte que hicimos fue hace casi seis años y se trató de la renta de muchos años y fueron casi 3.000 toneladas de documentación”, según el consejero de la compañía.

Los contratos de luz, agua o de teléfono también viven y mueren aquí, pero no sólo se guardan en este tipo de almacenes contratos hipotecarios. Hay de todo tipo: contrato para el agua, el gas, la luz, el teléfono fijo, el teléfono móvil o la escritura de la hipoteca.

gonzalo Rincón financiero

 

Apreciados lectores, os dejo una foto en Namibia, de copiloto en una avioneta a punto de despegar para visitar el Parque Nacional de Ethosa, hábitat de elefantes africanos, que como tienen mucha memoria, nunca se olvidan de tu hipoteca.

Gonzalo García Vázquez

RINCÓN FINANCIERO