viernes. 19.04.2024

EL LEÓN VACI(L)ADO (LEV)EXIGE RESPETO

Con “la nevadona” de Madrid se ha comprobado a lo que nos ha abocado una política de siglos, por quien en Llión llamamos Castiespaña: la idea y práctica de dominación; de que un territorio se erija entre todos los demás que componen el Estado español, y sea él quien marque un sentimiento único, el españolismo, con unas pizcas de gracia andaluza y su flamenco, de los toros, ¡¡¡y oléee!!!

Lejos está nuestro Llión querido de esta s obscenas e insolidarias actitudes. Con la ¿nevadona? de menos de 40 cms, en Madrid, se ha comprobado que el intento de hacer de una villa (o “Pueblo Grandón”), una metrópoli moderna, que eclipse otras urbes con identidad propia, que no artificial, como lo son Paris, Londres, Barcelona, etc., no ha funcionado.

Más, cuando por el norte la “nevadona” fue real, con escenas de crudeza, y que por mucho que repitamos que estamos acostumbrados, no merma su dramática situación y efectos, y sin embargo no tuvimos el mimo y la atención de los medios y de las administraciones, como hubo para atender a la “joya de la corona”. Castiespaña demuestra así su ombliguismo, y con ello su insolidaridad; su ya demostrada forma de comportarse y comprometerse con los distintos territorios.

Madrid, centro neurálgico de Castiespaña, fagocitador de identidades, dineros públicos, sedes de empresas de todo el Estado (donde pagan sus impuestos), donde se ofrecen ventajas fiscales -en deslealtad e insolidaridad para el resto-, acumulador de capitales de todo el estado español, allí donde se reparten las grandes obras públicas los amigos del político de turno, donde se decide qué lugar se va a empobrecer, o cual va a crecer, según el amiguismo o la presión de sus apoyos, en fin…, como centro neurálgico, de comercio, financiero, y de comunicaciones del Estado, debería tener sus propios recursos disponibles para, ante cualquier eventualidad, evitar el colapso nacional, y sin necesidad de recurrir a la voluntariedad de la ciudadanía madrileña. Más en este caso, en que el temporal de nieve ya estaba anunciado con varios días de antelación. Pero los recortes, tarde o temprano, imponen sus servidumbres, pasan su factura.

Si Madrid es considerada “zona catastrófica”, en León, y particularmente su montaña, lo pediremos con efectos retroactivos de varios años, pues nuestras nevadonas nunca han merecido tal categoría oficial.

En otro orden, Madrid, como capitanía general donde se gestan los designios del Estado, centralizando todo lo centralizable, no ha aprovechado su condición para respetar la riqueza cultural del mismo; si no la exaltación, al menos debería ser adalid del respeto a las diferentes identidades, como podría haber sido, contando con toda su potencialidad política y económica, si la soberbia del nuevo rico no se le hubiera subido a la cabeza. Al contrario, se ha convertido en el agujero negro que absorbe todo a su alcance; de León-Norte se ha llevado más de 60.000 habitantes; su virreinato, Valladolid, más de 20.000; esto es inaceptable.

Desde el centro del universo español, se mira con desprecio a los “paletos” (Diez Ayuso dixit); esos desterrados que, tras emigrar al epicentro hispano, por la falta de oportunidades en nuestra tierra, se han visto obligados a vivir y trabajar allí, y en no pocas ocasiones, “disfrutando” de un mini hogar, con vistas a un patio interior, donde mal-convivir cuatro, cinco, o más personas, hacinados con otras familias compartiendo semejantes “lujos”.

Los leoneses emigrados a la metrópoli son los paganos de un sistema injusto, mano de obra blanca, bien adoctrinada, que con su esfuerzo diario hacen más ¿grande?, si cabe, a la capital impuesta de España. Y para más inri para el país Llionés, y poder extender los tentáculos de Castiespaña, nos imponen un virreinato, llamado Valladolid, copia calcada, a su imagen y semejanza centralizadora.

Las políticas privatizadoras de Madrid y de Castilla y León muestran de forma patente su inoperancia, sus perversos efectos. En nuestras manos está decidir qué destino queremos dar a nuestro viaje y meta autonomistas; porque si es a semejanza de aquellas nada cambiaría.

Con este escrito no queremos herir a los que se han ido allí obligados, sino denunciar a los políticos trepas leoneses, que, anteponiendo sus intereses personales a los de sus votantes, son los que ocasionan esta sangría poblacional de nuestra tierra; y también a los empresarios que la saquearon, y con dinero fresco medraron en las actuales metrópolis, olvidándose de rendir algún retorno económico a la tierra que les enriqueció y promocionó. Por el contrario, gracias a los empresarios que, contra viento y marea, resisten las andanadas “Junteras” que pretenden reubicar sus empresas fuera de nuestra tierra leonesa

PUXA´LPAÍS LLIONÉS LLIBRE

Llión, 19 de enero de 2021

CONCEYU PAÍS LLIONÉS

Carlos González García. Presidente

Carta del Conceyu: ¡¡¡Estamos Fartos!!!