viernes. 19.04.2024

A tres kilómetros de La Bañeza, rodeado de naturaleza, se ubica el centro asistencial Nuestra Señora del Valle, dependiente de la Diputación de León. Allí residen actualmente119 usuarios y, en distintos turnos, los más de140 trabajadores que día y noche asisten a estas personas afectadas por discapacidad intelectual grave con el propósito de ayudarles a vivir con la mayor autonomía posible otorgándoles todos los cuidados que precisan.

Este centro ocupa un recinto de 50.000 metros cuadrados y su disposición horizontal está pensada para garantizar la total accesibilidad de sus usuarios, muchos de ellos en silla de ruedas, a todos los servicios y estancias. Se divide en cuatro pabellones, dos destinados a unidades residenciales estructuradas como módulos-vivienda con salón comedor, terraza, una pequeña cocina, baños y dormitorios individuales o compartidos. En total, albergan once unidades en cada una de las cuales se alojan alrededor de diez personas, además de un apartamento individual. Otro de los pabellones está destinado a centro social, allí se ubica la cafetería, la piscina terapéutica, el salón de usos múltiples o aulas para los talleres, entre otros recursos. El cuarto pabellón está destinado a acoger la recepción, la biblioteca, el despacho médico, la sala de enfermería, distintos despachos de administración y aulas(Sala de fisioterapia, aula de Terapia Ocupacional y sala Snoezelen).Además, anexa a este edificio de servicios generales está la Unidad Verde, en la que residen los usuarios con mayor necesidad de apoyo, dotada de material y recursos técnicos avanzados, destinados a proporcionar atención específica y cuidados de calidad, acordes a sus necesidades.

El espacio del centro se completa con jardines, parques de recreo, polideportivo, huerta, invernadero y hasta un estanque, lo que favorece que los usuarios establezcan una rutina de vida en un clima familiar, adaptado y con asistencia. Un pequeño ‘pueblo’ con todos los servicios. Aquí se ejercitan, se forman, trabajan y disfrutan del tiempo de ocio con actividades deportivas, fiestas, yoga, teatro, tecnologías e incluso cine. De hecho, este programa específico de actividades, a cargo del equipo técnico y equipo de Dinámica, constituye una de las cualidades que distingue a este centro y que se desarrolla como labor habilitadora y ocupacional.

Centro pionero en España

Este espacio contribuye a la calidad de vida de sus usuarios, pero el mayor valor reside en el trabajo que los distintos profesionales desarrollan con cada uno de ellos adaptando la atención a las necesidades de cada persona y sirviéndose de los recursos y las técnicas más avanzadas, pues Nuestra Señora del Valle es un centro pionero en atención y tratamiento a personas con discapacidades graves o severas. De hecho, cuenta con una piscina terapéutica de agua caliente que, en su día, fue la primera de España en contar con una plataforma hidráulica que regula la profundad del suelo y que sigue siendo la piscina con plataforma móvil más grande del territorio nacional. En ella se desarrollan programas que complementan el trabajo tanto rehabilitador como conductual y sensorial.

También fue en este centro de la Diputación de León donde se instaló la primera sala Snoezelen o sala de estimulación multisensorial de España. Desde entonces, en este espacio se trabaja con material técnicamente preparado para proporcionar experiencias sensoriales diversas, una alternativa al tratamiento convencional en personas gravemente afectadas.

Este ser pioneros e innovadores no solo es técnico, sino también formativo. Los fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales de este centro son proactivos en la búsqueda de tratamientos que permitan potenciar la autonomía de los residentes o tratar de mejorar su calidad de vida dando respuestas adecuadas a cada momento vital de cada uno de ellos. Destaca la formación en técnicas muy específicas de hidroterapia como el ‘halliwick’ y el ‘watsu’, siendo el primer centro de personas con discapacidad de todo el panorama nacional en recibir la formación completa y en aplicarla a personas con discapacidades severas.

Además, la formación también es continua en integración sensorial y estimulación basal, al tiempo que es centro formador. Esta inquietud de mejora también se constata en los medios disponibles, pues cuentan con la tecnología más actualizada del mercado en cuanto a ayudas técnicas de aseo o grúas de techo.

De Irene a Claudina

El centro fue fundado en los años 80, por una orden religiosa holandesa, pionera en Europa en nuevas técnicas de atención a personas con discapacidad, y en los 90 paso a ser ampliado y gestionado por la Diputación de León como parte de sus servicios específicos de atención social. Las características de los usuarios de este centro exigen una atención integral, especializada y diferenciada, pues en él conviven personas con grandes afectaciones y una gran disparidad de patologías cognitivas, físicas, psíquicas y sensoriales. Algunos de sus residentes han crecido en este centro, llegaron con apenas unos años y hoy ya han cumplido los 40. Actualmente, la usuaria de menor edad es Irene, con 32 años, y la de mayor Claudina, 79.

A día de hoy, este centro limita su acceso a personas de entre 18 y 45 años, al contar el sistema con otros recursos más adecuados fuera de estas edades. Los únicos requisitos que se exigen es que la persona, diagnosticada de alguna discapacidad intelectual grave o severa, esté empadronada en algún municipio de la provincia de menos de 20.000 habitantes, que no tengan ninguna enfermedad infectocontagiosa, que esté vacunada de COVID y el abono de una tasa que se ajusta en función a los recursos de la familia. El canal de acceso son los Centros de Acción Social (CEAS) que la Diputación de León gestiona en el territorio.

El trabajo de este centro se asienta en el compromiso de la Diputación con sus centros asistenciales y en el de sus trabajadores, que tienen muy presente a las familias de los usuarios en la toma de decisiones y que priorizan valores como el respeto integral a los residentes, el trabajo en equipo, la inquietud por mejorar, la cualificación y la ética profesional, la orientación hacia la calidad, la eficiencia o la bioética.

Además, es de destacar la apuesta del centro por establecer vínculos con el entorno y la disposición de todo el equipo a hacer partícipes a los residentes de todos los eventos, ya sean deportivos, culturales o festivos, que se desarrollan en el municipio y en la provincia, como es el Carnaval de La Bañeza, la Alubiada, las procesiones de Semana Santa, las marchas populares, las carreras solidarias, los campamentos de verano o las actividades en la nieve en las estaciones invernales de la institución provincial.

En estos últimos meses, la pandemia por COVID ponía a prueba la respuesta de este centro y el resultado ha sido muy satisfactorio, pues ha permitido comprobar que la distribución, el trabajo en equipo, la formación específica y las dotaciones materiales permitieron adoptar con enorme inmediatez las medidas de protección necesarias tanto para los residentes como para el personal.

Entre los proyectos inmediatos de este centro está la apertura de plazas de día ofreciendo a los usuarios disfrutar de las instalaciones y servicios de Nuestra Señora del Valle sin realizar pernocta.

El centro Nuestra Señora del Valle pionero en asistencia a la discapacidad intelectual