CARTA ABIERTA A LA “IAIA” DE LAS PREFERENTES

Estimada “iaia” (abuela) Alegría:

La gran mayoría de los que leerán esta carta abierta ni te conocen ni han oído hablar nunca de ti. Por eso, he puesto tu foto en el íncipit de la misma, para que los lectores conserven en sus meninges tu imagen. Y por eso, te escribo esta carta abierta, aunque sé que nunca la leerás, para dar testimonio y para que todos se enteren de lo que te hicieron los desalmados de Catalunya Caixa.

Recordada Alegría, en la primera semana de febrero de 2014, nos dejaste para siempre. Abandonaste este mundo que, más que un jardín del Edén, ha sido para ti un valle de lágrimas, sobre todo en tu juventud y al final de tu tránsito por este mundo de depredadores, de estafadores y de individuos “sin-vergüenza”, agazapados y al acecho en una sucursal de Catalunya Caixa.

Hacendosa Alegría, en tu juventud, después de la Guerra Civil, fuiste víctima inocente de la represión política y tuviste que ser huésped obligado, durante 5 años, de las cárceles franquistas. Después, durante tu vida laboral, te ganaste decentemente la vida, sirviendo en Barcelona y en Francia. Pero, en el otoño de tu vida, a los 88 años, cuando disfrutabas plácidamente de tu trabajada y justa jubilación, de tu merecida pensión y de tus honestos ahorros, ganados con el sudor de tu frente, tuviste la desgracia, como decenas de miles de otros pequeños ahorradores, de que los malandrines estafadores de Catalunya Caixa se cruzaran en tu camino vital. Y este fue el principio de tu particular calvario, camino del Gólgota.

Honesta Alegría, este funesto y siniestro encuentro, tú no lo buscaste, sino que fue planificado y propiciado intencionadamente por los despiadados depredadores de una sucursal de Catalunya Caixa de Hospitalet. Aquí, engañosa y fraudulentamente, y en operaciones sucesivas, te endosaron, por un importe de 40.500€, esa basura financiera, denominada “deuda subordinada perpetua” y “participaciones preferentes”. Así te privaron de ese colchón-alforja crematístico, con el que esperar, sin angustias ni apreturas, el sueño de los justos. Y, además, te arrebataron esa alegría de vivir, que llevabas inscrita, incluso, en tu propio nombre, Alegría. Y, desde ese momento, tu alegría se transformó en tristeza, en pena, en angustia, en inseguridad, en pesadumbre, en desamparo, en impotencia, en un sinvivir.

Luchadora Alegría, a pesar de estar sola (sin familia), de tener solo estudios primarios y de haber cumplido ya 93 años, tú no te amilanaste ni te rendiste, ni tampoco te comportante como muchos de los estafados, que se avergüenzan de lo que les ha sucedido y que sufren en silencio su desdicha, sin poder contar con la ayuda de hijos o nietos. A tu avanzada edad, utilizaste el brazo de la ley para exigir justicia. Pero aquella es tan generosa con los fuertes (Catalunya Caixa) y tan implacable y despiadada con los débiles, como tú, que nunca podrás ser resarcida. La Parca, ese personaje siniestro y mudo, te ha privado de la palabra y te ha impuesto el silencio para siempre, poniéndote en manos del barquero Caronte que, con su barca, te llevó a la otra orilla del río Aqueronte, al más allá. Empero, aquí estamos los que te apreciamos y los que no soportamos la injusticia, para denunciar lo que te sucedió a ti en esa moderna cueva de Alí Babá (Catalunya Caixa), sita en Hospitalet.

“Iaia” Alegría, tú no has sido la única engañada, estafada y desvalijada por esos truhanes de Catalunya Caixa. No debes sentirte culpable por haber sido honesta, honrada y decente. Decenas de miles de pequeños ahorradores, honestos y confiados, como tú y como mi amiga Pilar, han sido víctimas de los timadores de Catalunya Caixa y de otras entidades financieras. Y, para perpetrar el latrocinio, estos utilizaron, con sus víctimas, el mismo modus operandi: abuso de confianza y malas artes.

Dilecta Alegría, como muchos otros estafados para encontrar una solución a sus “corralitos” particulares, solicitaste también ser sometida a “arbitraje”, pero la consultora Ernst & Young desestimó tu solicitud. Para ellos, como para los burócratas-tecnócratas de Bruselas (cf. Memorandum of Understanding), tú eras una profesional de la ingeniería financiera y un curtido tiburón financiero, avaricioso y que se pasó de listo. Y, por lo tanto, debías ser dejada en la estacada y perder una parte sustancial o la totalidad de tus ahorros. Te faltó tiempo para seguir el ejemplo de la hembra Imo. Pero, con tu muerte, Catalunya Caixa se quedó sin un estafado; y la justicia, sin un sujeto activo más.

Siempre recordada Alegría, te encuentres donde te encuentres, no te olvides de los que aún siguen luchando aquí, en este valle de lágrimas, contra los ladrones de cuello blanco y los miserables “tontos útiles” de las sucursales, que han hecho posible la estafa masiva de cientos de miles de hormigas hacendosas, ahorradoras y previsoras como tú. Si está en tus manos, me gustaría que removieras Roma con Santiago y que hablaras, si es preciso, con San Pedro bendito para que los estafadores (autores intelectuales y “tontos útiles”) de decenas de miles de engañados-estafados por Catalunya Caixa y por todas las demás entidades financieras empiecen a pagar por sus fechorías aquí y ahora, sin esperar a lo que les corresponderá en el más allá, si es que existe y si existe la justicia divina. Aquí, con la justicia terrenal, todos estos estafadores se han ido de rositas y, para más inri, con unas indemnizaciones y pensiones multimillonarias, al tiempo que dejan a los pequeños ahorradores con una mano delante y otra detrás y al Estado español con miles de millones de euros de deudas (solo Catalunya Caixa ha costado al erario público más de 12.000 millones de euros).

© Manuel I. Cabezas González

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