viernes. 19.04.2024

El verdadero Federico García Lorca

El Heraldo de Madrid, periódico republicano de izquierdas, el día 18 de julio de 1936  agredía y se mofaba de García Lorca publicando una caricatura del poeta granadino mostrándolo en traje de Primera Comunión, y debajo un texto ofensivo y degradante que pretendía ser irónico-burlón. El autor de todo era el famoso periodista Manuel del Arco Álvarez, que escribía así:

 

García Lorca, “niño mono, orgullo de mamá”

Pero ¿usted no le conoce?... ¡Es una monada! Abuelita, traigo el niño para que lo vea esta señora. ¡Oh!...Si le oyera cantar eso de "Venid y vamos todos..." Es un encanto. Ya ve: solo tiene siete años y medio. No tuvo apendicitis, y aseguran que tiene cerebro de persona mayor...

Y entonces llega el niño, con esa impertinencia de criatura prodigio, que contestará cuando le pidan un beso:"Señora, la higiene prohíbe el beso por ser vehículo transmisor de enfermedades...

Y, sin embargo, Federico García Lorca no es mal educado y ya ha cumplido los treinta años."

Este es un documento histórico, importante, excepcional, que tengo en mi archivo, y que puede afrontar muy bien la inevitable negación de una izquierda dogmática que nunca admitirá que se derrumben sus mitos, a los que venera.

Este ataque a García Lorca, se le hizo por no haber tomado partido por el Frente Popular, y ha sido ocultado deliberadamente.

Sobre el poeta granadino se han dicho muchas mentiras, y la verdad es que no era comunista, ni anticlerical, ni ateo. Creía en Dios, y se marchó de Madrid diciendo:

"Me marcho  a mi pueblo porque aquí en Madrid me están implicando en la política, de la que no entiendo ni quiero saber nada. Yo soy católico, amigo de todos, y lo único que deseo es que todo el mundo trabaje y coma. Me voy a mi Granada para apartarme de la lucha de banderías y de salvajadas"

Estas son nobles y  conciliadoras palabras de Federico García Lorca, el día 13 de julio de 1936, que me apetece mostrar.

Todavía hay demasiada gente que se declara contraria a la propiedad privada y, sin embargo, sueñan con ser ricos algún día no muy lejano, y, mientras tanto, van apañando todo lo que pueden, apropiándose de aquello que les favorece. Y de esta forma se apoderan de los grandes artistas, y los visten  con ropas, ideas y sectarismos que no corresponden con la  auténtica verdad de sus ídolos.

Ya he contado, más de una vez, que el comunista Rafael Alberti envidiaba y atacaba al famoso autor de la obra teatral "La casa de Bernarda Alba", y sin embargo, sí lo admiraban y defendían los hermanos Morales, falangistas. A Juan Ramón Jiménez que, al parecer, tenía malas pulgas, no le gustaba Federico, y lo tenía por un tipo atravesado y mala persona.

En cualquier caso, García Lorca es de todos, con sus virtudes y defectos, un español muy español, enorme admirador y defensor de los toros, de la Fiesta Nacional de España, sí, España, a la que amaba con pasión andaluza.

Federico era un ser excepcional en lo bueno y en lo malo (parece ser que, desgraciadamente, también en lo malo, según cuenta el profesor Agustín Sánchez Vidal sobre la pederastia). En vida, fue víctima de la envidia, del resentimiento, de los celos, de los artistas que él consideraba  sus amigos.

Algunos destacados miembros de la "cultureta" han dicho que Lorca era la armonía, y Alberti la pureza. (Alberti sí era comunista, anticlerical y ateo, pero no tuvo reparo y dedicó tres sonetos laudatorios a la Virgen del Carmen, que cosecharon hasta ciento cincuenta días de indulgencias).

Si García Lorca se sintió muy afectado y dolido pensando que "Un perro andaluz" iba contra él, sus buenas razones tendría. A veces los amigos son tan geniales que se pasan. Buñuel y Dalí,  excesivos en todo, jamás controlaron bien sus amores y sus odios".

Busquemos, pues, la paz y la concordia, que son dos hermosas damas que están muy buenas.

BOUZA POL, escritor.

El verdadero Federico García Lorca