miércoles. 24.04.2024

RESEÑA DE LA PELÍCULA (Rapaz)

“LABERINTO DE PASIONES”

Escrito sobre el viento. Película dirigida en 1956 por Douglas Sirk, adaptando una novela de R.Wilder (“Flamingo Road”), alemán que, como muchos otros, emigró a EEUU huyendo del “nazismo”.

Sirk marcó una época como director de melodramas, quedando para la posteridad como el máximo representante de este género. “Escrito sobre el viento” es una obra maestra del melodrama, que muestra perfectamente la vital importancia de la puesta en escena como elemento narrador. Gracias a esta puesta en escena, el film mantiene un fuerte crescendo dramático, en el que destaca las técnicas visuales del director (la planificación y el uso del color o el montaje paralelo). No hay diálogos alargados innecesarios, sólo imagen y sonido mezclados con maestría, típico de los dramas de Sirk. Douglas Sirk es uno de los directores más críticos con la sociedad del momento, planteando la crisis social de esa sociedad acomodada y consumista, en la que los cambios sociales de los años 50, provocan una degradación moral, donde lo material y el dinero se impone a los sentimientos. El fenomenal guión, puesta en escena y dirección, se ven potenciados por la magistral fotografía de colores saturados de Rusell Metty y la música de Frank Skinner, que adapta con acierto la canción “Written on the wind”, que abre y cierra el film, compuesta por Victor Young. El elenco de actores es fenomenal, empezando por un brillante Rock Hudson y una majestuosa Lauren Bacall, muy alejada de sus papeles de “Femme Fatale” con Bogart. Pero sobre todo destaco la sublime interpretación que Robert Stack hace de un personaje atormentado y la actuación de Dorothy Malone (Oscar a la mejor actriz secundaria) que devora la pantalla con su belleza, sensualidad y energía. Nos encontramos ante una de las obras cumbres del melodrama, una historia llena de pasiones, celos, violencia, traiciones, pugnas entre hermanos y homicidios. Todo un cóctel de emociones, que Douglas Sirk lleva a un nivel superior de emocionalidad. Dentro de su filmografía nos encontramos con obras maestras como “Sublime obsesión” (1954), “Solo el cielo lo sabe” (1955) o “Imitación a la vida” (1959), y su influencia es clara en directores futuros como Pedro Almodóvar y en el estilo de series de televisión míticas en los años 70 y 80, como “Falcon Crest”, “Dinastía” o “Dallas”.

RAPAZ

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