jueves. 18.04.2024

Corría el mes de febrero del año 1990, cuando aterricé en el aeropuerto Galeão de Río de Janeiro; el taxista que me acercó al hotel, compartió conmigo el pensar de los “brasileiros”, que ya por aquel entonces, estaban en la discusión de si  talar la selva del Amazonas y aprovechar los recursos naturales para el crecimiento y prosperidad del Brasil, o mantener el pulmón del planeta intacto y que los residentes pasaran estrecheces. Me  contestó con una de esas frases lapidarias que a uno le hacen reflexionar; “Si el resto de países paga  la deuda exterior brasileña y pone plata para nuestro desarrollo,  os mantenemos el jardín”

Por esas fechas, comenzó lo que llamaron, la “lucha contra el cambio climático” en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río  en 1992, donde el mundo tomó conciencia de la existencia del cambio climático, tras los datos aportados por el Panel de Expertos de Cambio Climático (IPCC). Aquí 195 países firmaron la Convención Marco que entró en vigor en 1994.

La Unión Europea, en su Diario Oficial del 28.12.2013 (día de los inocentes ), estableció los puntos de su programa de Medio Ambiente, cuyos objetivos prioritarios eran los siguientes: 
a) Proteger, conservar y mejorar el capital natural de la Unión.
b) Convertir a la Unión en una economía hipocarbónica, eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva.
c) Proteger a los ciudadanos de la Unión frente a las presiones y riesgos medioambientales para la salud y el bienestar. 
d) Maximizar los beneficios de la legislación de medio ambiente de la Unión mejorando su aplicación.
e) Mejorar la base de conocimientos e información de la política de medio ambiente de la Unión.
f) Asegurar inversiones para la política en materia de clima y medio ambiente y abordar las externalidades medioambientales.
g) Intensificar la integración medioambiental y la coherencia entre políticas.
h) Aumentar la sostenibilidad de las ciudades de la Unión.
i) Reforzar la eficacia de la Unión a la hora de afrontar los desafíos medioambientales y climáticos a nivel internacional.

Todo muy progre, limpio y ecológico; pero evidentemente populista y “sin criterio”.

Tres años después del cierre de las centrales leonesas, la mayoría de los países europeos sigue con térmicas en activo. Bruselas decide ahora volver al carbón para cortar la dependencia del gas ruso.

La guerra de Ucrania lo cambia todo, también las previsiones energéticas de la UE, que había fijado una economía neutra para 2050 con el fin de la producción eléctrica con carbón y que ahora, con el sector prácticamente clausurado en todo el país y completamente desaparecido en León desde hace tres años, se prevé como una de las energías que sostendrá el sistema para evitar la dependencia de los combustibles fósiles rusos.

La Comisión Europea ha propuesto estas pasadas semanas aumentar la participación de las centrales de carbón y las nucleares en el mix energético como parte del paquete de medidas REPowerEU, que tiene como objetivo eliminar las importaciones de Moscú a final de la década.

Se trata de sustituir unos 100.000 millones de metros cúbicos de gas —dos tercios— de los que la UE compra cada año a Moscú, lo que implicará que se alargue la vida de plantas de generación eléctrica con carbón y que se construyan nuevas centrales nucleares.

Alemania ha reactivado sus antiguas centrales y Francia ha aumentado su producción con carbón. En España aún se encuentra en activo la central de Aboño, de EDP, en Asturias, compañía que también reactivó en Andalucía la de Los Barrios y Puente Nuevo, aunque ambas tienen aprobado el cierre y se encuentran en proceso de desmantelamiento. Lo mismo ocurrió con la central de Endesa en As Pontes, cuya vida útil concluyó en junio de 2021. Con las minas españolas cerradas, se surte de carbón de importación.

El cierre de las centrales térmicas en León se decidió apenas medio año después de que se decretara la clausura de todas las minas, en diciembre de 2018. 

Endesa y Naturgy, compañías propietarias de las centrales ubicadas en El Bierzo y la Montaña Central, solicitaron al Gobierno el permiso para cerrar las instalaciones, que actualmente se encuentran en pleno proceso de desmantelamiento.  La central térmica de La Robla tras la voladura de sus dos torres hace unas semanas. 

Al mismo tiempo, la mayoría de los grandes países europeos mantienen en activo sus centrales térmicas de carbón. De hecho, Alemania ha comenzado a reactivar sus  antiguas centrales para garantizar el suministro eléctrico ante la guerra de Ucrania. Una parte se ha apagado pero mantiene como reserva estratégica parte de su generación con carbón.

En Francia, el parón de reactores nucleares obligó este pasado invierno a asegurar el suministro eléctrico a través de tres centrales térmicas de carbón, elevando su tope de horas de entrada en el sistema. 

Total un despropósito de gestión Europea, pero el colmo es España, que como siempre, y desde el “Nucleares No, Gracias” con chaqueta de pana, hemos quedado en ridículo ; y con zonas como El Bierzo, deprimidas económicamente y moralmente.

Es en el Jardín del Edén, también llamado Paraíso terrenal, donde Dios creó al primer hombre y la primera mujer, los progenitores de toda la humanidad;. a ellos, el Todopoderoso, donó ese maravilloso lugar y todos los animales y plantas que lo poblaban, para que pudieran disfrutar de sus frutos y vivir en absoluta felicidad. ¿Quién no conoce la historia de Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer? Felicidad absoluta… 

Esta es una de las características del Jardín del Edén: un lugar de paz, armonía, donde todas las razas de animales conviven pacíficamente, donde ninguna flor es venenosa. El sufrimiento está prohibido, y también la fatiga, la enfermedad, el dolor. La muerte no puede entrar en el Jardín del Edén, en el que, entre otros, florece y da fruto el árbol de la vida, Dios colocó este árbol milagroso justo en el medio del jardín del Edén, al lado del árbol del conocimiento del bien y del mal. El Creador les dijo que no comieran del fruto de árbol del conocimiento del bien y del mal, pero desobedecieron la instrucción, con el resultado que ya sabemos.

Y ahora, queremos que Europa sea un jardín sostenible, pero Ucrania, nos ha revelado nuestra realidad.

Saludos, amados lectores pongo mi corre@, para cualquier sugerencia
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| Gonzalo García Vázquez
Experto financiero & Inmobiliario 
[email protected]

El jardín del Edén